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Mas Jehová llamó al hombre

…y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? (Gen 3:8-9)

 

Tan pronto se consumó el primer pecado, se manifestaron las consecuencias; culpa y vergüenza - la conciencia acusadora se activó. Se había profanado el huerto, se escogió la rebelión en vez de la sumisión, se creyeron las palabras de la serpiente en lugar de confiar en el buen Creador.  Y entonces el hombre hizo lo mismo que ha venido haciendo desde la caída; esconderse, intentar cubrirse y pretender que todo está bien. Así ha venido sucediendo con la humanidad desde entonces; intentamos escondernos de Dios aparentando que no ha pasado nada, cubriéndonos con las inservibles hojarascas de la moralidad, la vanidad y la mentira – pero extraviándonos cada vez más en el vacío y el extravío.

¿Y qué hizo Dios desde entonces? Él llamó al hombre, emprendió una búsqueda a fin de redimir a la criatura y recobrar lo perdido. Desde entonces ese ha sido el patrón; Dios buscó al hombre. Confrontó al pecado, sí – porque no se puede esperar menos de un Dios que es Santo; el pecado le es abominación, los rebeldes no pueden ser tomados por inocentes, el alma que pecare esa morirá.

 

Pero así como fue severa la sentencia y lamentable la condenación que del pecado vino en consecuencia, así también fue generoso en bondad y caridad – Junto con las palabras de condenación habló también palabras de esperanza y misericordia; una profecía que le costaría a Él mismo hacer cumplir – Dios anunció la aparición de un ser capaz de revertir el poder del mal; “El descendiente de la mujer te aplastará la cabeza, mientras tú solamente le morderás el talón” {Génesis 3:15 NBV}

Luego de que el pecado y la miseria han dañado gravemente la relación del hombre con Dios, así como su condición, el Señor anticipa que por medio de un descendiente de la mujer será revertida la catástrofe en victoria sobre la serpiente. El Dios que tenía todo el derecho a deshacerse de estos humanos corrompidos y rebeldes, decide preservarlos y auxiliarlos proveyéndoles un Salvador, que ahora sabemos que así como sería un descendiente de Eva, también resultó ser el unigénito Hijo de Dios

Este es el patrón de la redención; Dios buscó al hombre pecador, Dios llamó con palabras de verdad y amor, Dios descendió a rescatar lo que se había perdido – él es Santo, severo con el pecado y furioso con el pecador. Pero es solidario y salvador; dispuesto al sacrificio y generoso en compasión. Nosotros le amamos porque él primero nos amó.

 

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. (Luc. 19:10)


Pensando en esto, oremos:

 

  • Señor, reprende mis pensamientos y sacude mi conciencia con la verdad de que no puedo esconderme de tu mirada que todo lo escudriña; apártame de la mentira, del engaño, de la hipocresía y del fraude – hazme íntegro delante de ti.

  • Dios Bueno, gracias por persistir en buscarme estando en mi extravío y entenebrecimiento, siendo indigno e incapaz de hacer algo por salvarme, cuán afortunado soy de que quieras resolver el mal que yo he causado.

  • Rey Soberano ¡Qué grande es tu amor!  que quisiste ser conocido no sólo como creador, sino como nuestro redentor – cuán bienaventurado es el pueblo destinado a salvación por la sangre de tu hijo prometido.


 
 
 

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